Me lesioné en la ponal

Durante un entrenamiento en la Policía, sufrí una fractura en el pie que me dejó fuera de servicio por varios meses. Al principio pensé que sería solo una incapacidad temporal, pero las secuelas fueron más serias de lo esperado. Gracias al respaldo jurídico de la Defensoría de la Fuerza Pública, logré demostrar que la lesión ocurrió en cumplimiento del deber. Recibí una excelente indemnización, monté mi negocio y me puse a estudiar.

Oscar

Me querían legalizar la junta médica

Durante una operación en Arauca, fui víctima de una mina. Ese momento cambió mi vida por completo: las heridas físicas fueron graves, pero el impacto emocional fue aún más profundo. Gracias al acompañamiento de la Defensoría de la Fuerza Pública, logré obtener una pensión y una indemnización justa que hoy me permite vivir con dignidad. Recibí una excelente compensación económica, y lo más valioso es que ahora puedo dedicar tiempo de calidad a mi familia. Después de tanto dolor, por fin siento que la vida me dio una segunda oportunidad.

Carlos Andrés

Una Leishmaniasis me dio más de 120 millones.

Durante una operación en zona selvática, contraje leishmaniasis cutánea. Las lesiones físicas y estéticas fueron duras, pero lo más difícil fue tanta traba que me pusieron por lo que decidí demandar. Decidí acudir a la Defensoría de la Fuerza Pública, y fue la mejor decisión que pude tomar. Me brindaron acompañamiento jurídico especializado y lucharon por mis derechos como soldado afectado en el servicio. Gracias a su gestión, obtuve una indemnización de 120 millones de pesos.

 

Juan Carlos